martes, diciembre 19, 2006

Un doble bombo retumba en mis oídos como un estornudo del dios cósmico dentro de mi cabeza. Mamá, Diego, la abuela, los perros; todos ellos están durmiendo.
Sospecho que los vecinos también, y supongo que debo ser la única persona del barrio que no durmió en toda la noche.
Mi cuerpo pide a gritos reposo, pero es un cuerpo traidor. Sé que al momento de acostarme, sólo me quedaré mirando lentamente el ventilador girando, ya que el muy condenado se negará a otorgarme el tan ansiado reposo. No entiendo esto, pero sé debo intentar buscar algún motivo. Quizás lo hace en venganza por la poca atención que le presto, por los destrozos que día a día le ocasiono. Sí, es eso…esa lenta guerra entre los dos, del cual es obvio quien resultará vencido. Ambos.
Mamá se levanta. Su aspecto de mujer de casi 60 años recién despierta me causaría gracia normalmente, pero no ahora, cuando escucho sus réplicas de el volumen de mi música, y de que carajo hacés despierto a esta hora, te creés que la vida es joda. Además, bajá el volumen, que hay gente que duerme (raro, el mismo volumen estuvo toda la noche, y nadie se vino a quejar porque no les gustara Pantera).
Intento buscar algo rápido para beber…encuentro un Actimel; para mi desgracia, lleva dos días vencido. Insulto a quien compró tanto producto junto, pero Martha se va a la cama nuevamente sin hacer comentario alguno.
El barrio sambenítense comienza a ponerse en marcha: los autos empiezan a encenderse, alguien pega un grito de “José, despertateeeeeee”, los perros ladran.
Porque ladran, o a qué, es un misterio, pero ellos ladran. Después de todo, no se diferencian mucho de los seres humanos, que cuando no tienen nada que hacer, se ponen a hablar del clima, de fútbol, de que todo va para atrás, pero que se le va’ cer, si los que nos manejan son unos chorros, políticos de mierda, si, ayer salio el 13 en la quiniela, le tuve que dar 50$ al zorro ese, hasta para coimear son malandras.
Uy, el perro rompió las bolsas de basura, pero que perro de mierda. Mi abuela se levanta y dirige su primera queja de la mañana. No, abuela, no son bolsas de basura, es una guirnalda que se voló con el viento. Mi abuela sigue quejándose, pero yo regreso a mi mundillo de música de computadora, revista Barcelona y vaso de jugo.
Un rayo de luz me empieza a golpear en el ojo izquierdo. ¡Basta! No soporto más actividad diurna. Me voy a dormir.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

señor perro:

En contra de mi voluntad he terminado por reposar de mi tarea cibernautica nocturna en este inhóspito paraje...
Por dios, que es esto???????????

:P

un abrazo manolo, nmos vemos el 29

Anónimo dijo...

Deja de fumar bolo. xD

Bell dijo...

Hola! bueno, me pediste ke me pase, y ahi lo hago, te comento esta entrada porke como te dije, la ultima no entendi un pomo, la verdad tenes una linda manera de narrar, interesante =), me gustó, siga asi :P y suerte en lo ke se proponga! ;P