miércoles, enero 25, 2006

Hace calor...los insectos, cual una nube densa, se depositan plácidamente sobre la pantalla de mi computadora, y me dificultan la visión, ya que es tratar de escribir sobre arenas movedizas, o algo similar. No puedo dormir, tampoco resulta muy productivo que esté despierto, así que escribo para descargar, nomás, y también porque me gustaría demostrar que puedo escribir otras cosas aparte de pseudo-poemas con tendencia punk depresiva y pro-marihuana.
Hoy estaba tranquilamente tirado en mi pieza, escuchando música a todo volumen (para ser más exactos, Sex Pistols) y se me dió por pensar en que estaría bueno que hubiera una fiesta que conmemorara el pelotudeo...un día donde se hiciera un homenaje al pelotudo y al ignorante, pero bueno, después, cuando recuperé la lucidez, me di cuenta que al final, la cultura de todos los días le rinde culto a eso...por que en sí, es su esencia...
Vamos amigo, retiene un poco más, carga tus pulmones
Respiremos este humo misterioso y dulce
Que nos absorbe y nos alegra los corazones
No me importa ya mi lucidez, solo el no estar aquí
Quizás haciéndome tonto al fin logre ser feliz
Y sigamos, amigo destruyéndonos, que este cigarro
Aún da para más, no tengas miedo de seguir
Que nos encaminamos directo a la muerte cerebral
Y que más da, ya nada importa, murámonos una vez más
Ya estamos muertos en vida, muertos para la sociedad
Muertas nuestras muertes, nadie lo lamentará
Las vasijas he vaciado ya, no queda más de beber
La ebriedad se me antoja tan perfecta
Río de mi propia sombra, cayéndose por la pared
Las luces están apagadas y no logro ver
No logro saber que es eso que se acerca hacía mí
¿Serás tú, ángel tenebroso, que has venido a ponerme fin?
Por favor, sé misericordioso, no demores más
Que mis miedos más profundos me atormentan
Mi mente ya se escapa de mi cuerpo maltratado
De mis ojos brota la oscuridad de la tristeza.
¡OH sí, infinita tristeza, infinita soledad de mis días!
Vamos, que se acerca ya el feliz abismo del no ser
Y tarde despierto de mi sopor, angustia del volver
A una realidad insoportable, a este dolor del existir