sábado, febrero 18, 2006

Hay veces, muchas veces, en las que me gustaría poder no dormir. Es que cuando duermo, imagino...sueño.
Tengo dos clases de sueños, bien distintas una de la otra: las pesadillas y los sueños felices.
Las mas comunes, las pesadillas, son simplemente espantosas. Constituyen la realización de todos mis más profundos miedos, o de la aparición de recuerdos que preferiría olvidar. Luego de una pesadilla, despierto agitado, con mis temores aún muy vivos.
Pero aún peores, resultan ser los sueños felices. En ellos, soy todo lo que quiero ser, mi voluntad es intachable; mi deseo, es la ley. Entonces, cuando despierto, cuando vuelvo a la realidad, me veo desolado. Es volver a la nada, luego de haber experimentado por un rato la felicidad. Vuelvo al vacío de mi vida, a la desesperante angustia.

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